martes, febrero 19, 2008

María Lionza, un culto venezolano



El mito viene existiendo, al parecer, incluso desde antes de la llegada de los españoles. Los venezolanos hemos crecido con él y desde niños siempre hemos tenido alguna referencia del mismo. Sin embargo, ha persistido también mucho misterio, mucha manipulación mediática, por demás, y, sobre todo, bastante desinformación con respecto a lo que es exactamente el culto. A pesar, de ser una manifestación genuinamente venezolana, el culto a María Lionza sigue siendo tema tabú en muchos aspectos y consideraciones dentro de la sociedad en general.

El cine venezolano ciertamente se ha preocupado muy poco por esta manifestación mágico-religiosa, que sin embargo, tiene una raigambre muy fuerte en la conciencia y en el proceder de muchos venezolanos.

Han sido pocos los cineastas que han tomado interés por este culto. Joaquín Cortés lo recreaba en su documental Sorte de 1977, que en 17 minutos captaba la realización del rito en la montaña sagrada, cuna de origen del mito y lugar sagrado donde reina María Lionza.

Dos años después, los cineastas Mario Handler y Raquel Romero, realizaban otro documental titulado María Lionza, un culto de Venezuela, que a lo largo de 38 minutos y después de ofrecer los antecedentes míticos e históricos, el film intentaba ofrecer un análisis del culto a través de la recreación del rito, las prácticas religiosas, entrevistas y testimonios de los participantes y oficiantes.

John Petrizzelli va mucho más allá. María Lionza, aliento de orquídeas (2007) recrea el itinerario del viaje que emprende un grupo de iniciados, los “marialonceros”, conformado por personas de distinta procedencia social y cultural, así como también de diversas partes del país, hacia la montaña de Sorte. En este sentido el film es más narrativo que testimonial, si bien a través de la voz en off de cada uno de los marialonceros, se ofrecen sus opiniones personales con respecto al culto y el lugar que ocupa en sus vidas.

En sus anteriores trabajos, este cineasta venezolano había emprendido el rescate de leyendas vivientes del folklore nacional ligados a la música (Carrao, 1998, y Anselmo, la trampa de la uña, 2006), María Lionza, aliento de orquídeas emparenta con aquéllos en el sentido de querer mostrar la presencia de la figura de esta "diosa" en la sociedad venezolana.

El film de Petrizzelli es el primer largometraje sobre el culto hecho en Venezuela, y es también el primer film venezolano que distribuye Gran Cine, una manera de apoyar ese nuevo impulso que ha tenido el séptimo arte en el país.

El cineasta realiza una especie de “road-movie marialoncero”, como él mismo lo define, eligiendo a cinco “protagonistas” embarcados en este viaje mágico-religioso al encuentro con la adorada reina. “Esa fue exactamente la intención”, comenta el cineasta. “Un peregrinaje hacia una montaña que es algo que tiene mil años, los tibetanos, o en la India, pueden dar fe de ello. En la misma religión católica. La montaña casi siempre es un espacio sagrado en muchas culturas y llegar a la cima de una montaña marca momentos estelares de la historia. Fíjate a Moisés en el Sinaí, cuando llega a la cima es que Dios le da los 10 mandamientos. La montaña también tiene una fantasmagoría. En el caso de Sorte, allí se cree que viven María Lionza y los espíritus y mientras más arriba asciendes más abigarrada y más extraño es todo, más complejo es el follaje y más extrañas son las rocas, por ejemplo, y fácilmente eso puede asociarse a lo mágico, a lo fantasmagórico”.

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